viernes, 30 de marzo de 2012

La alegría de jugar

El volante de contención de los Tigres recibe el premio a su arduo trabajo en el campo

POR CARLOS BARRÓN

Toda la vida, Carlos Salcido, (Jalisco, 1980) fue un antidisturbios de la banda izquierda, una posición natural que le dio resultados cuando inició en Chivas y que le prolongó su estela hasta la selección nacional con Ricardo La Volpe.

Incluso, esa combativa fiereza para marcar le depositó en el fiítbol de Europa, donde fue el primer mexicano en la historia en coronarse en Holanda con el PSV Eindhoven.

Por la vida de Salcido han pasado muchas cosas, desde soportar la muerte de su madre a los 9 años, víctima de cáncer, hasta trabajar como ayudante en una fábrica de vidrio soplado y una ferretería, para acabar recibiendo una oportunidad en un club deportivo Uamado Oro.

Ahí lo descubren jugando como medioporderechayJoséLuisReal lo lleva hasta la lateral izquierda, posición que le respetaría en el primer equipo de Chivas, Eduardo de la Torre cuando lo pide de refuerzo.

Ahora con Ricardo Ferretti, en los Tigres, se convirtió en el clavo ardiendo de la media de contenciónque tanto ayudó para el título.

"Son cosas del fútbol. En mis inicios me llevaron más por la defensiva de la lateral, incluso con La Volpe a veces jugando de central,
no me incomoda, me gusta ser polivalente, sé que eso es algo que le agrada a los entrenadores. A mí me gusta quitarle el balón a los rivales y meter duro la pierna. Creo que desde que jugué por primera vez entendí de qué se trataba este deporte", manifiesta para Excélsior.

Por citar sólo un caso, su entrenador en elFulham, Martin Jol, quiso retenerlo cuanto pudo para que no regresara a México porque en la temporada que tuvo con los del distrito de Hammersmith fiíe el defensa de mejor rendimiento.

"Es bueno cuando te recuerdan por tu trabajo. Desde que Uegué a Europa comprendí que no podía dejar nada, ni un centímetro en la cancha y mucho menos en los entrenamientos. La posición es variable porque mis características son recuperadoras, en eso me fui especializando; lo demás es fiíerza y voluntad".

Tras la muerte de su madre, la familia de Carlos Salcido se desintegró. Él, casi adolescente, apenas comprendió lo dura que puede ser la vida. Siendo el sexto de siete hermanos, se quedó en Ocotlán sufriendo el alcoholismo de su padre y la pobreza. "Ahora estoy muy bien, la vida cambia, te fortalécete arrebataytedestruye, pero el secreto es que uno poco a poco se pegue en pedazos y siga para adelante. A mi padre lo veo cuando voy de vacaciones al pueblo; le ayudo con algo de dinero".

Despedido de la ferretería, "por rebelde, porque no me gustaba mucho que me mandaran o me gritaran... ahora sólo se lo paso a los entrenadores y eso a veces" bromea"mecorrieronunsábado y el lunes ni con mis cuates del barrio. Tuve amistades raras, peligrosas, de esa gente tatuada, que fumaba y bebía y otros que jugaban fútbol, ellos me invitaron al Club Oro y de ahí me descubren para las Chivas", señaló el medio de Tigres, recordando con emoción a Ramón Candelario, el técnico que lo sitúa en Verde Valle con los rojiblancos y con la anécdota de que entró al partido con un carnet falso. "No tenía dinero ni para los pasajes, así que cuando me Uevan no estaba registrado. Ahí había un chavo moreno, que se cortaba el cabello como yo y me metí por parecerme a él".

El fútbol llegó tarde a la vidade Carlos Salcido, un hombre acostumbrado a enfrentar las adversidades por las bravas y que ningún tiempo de angustía lo intimida.

"Cuando llegué a Holanda, conozco a Michael Reiziger, comienzo a jugar con él. Estaba Ronald Koeman, mi primer entrenador allá. No te miento, ni los conocía. Yo no sabía mucho de fútbol, nunca tuve oportunidad de leer periódicos o ver televisión, lo mínimo. El fútbol no me pasaba por la cabeza y de historia sé poco".

Sin embargo, la vida en Eindhoven y Londres fue muy buena. Su falta de bagaje nunca se notó porque vivió Ueno de felicidad. Con el PSV salió bicampeón y con el Fulham dejó una grata imagen.

"Regresar a México no fue una decisión mía, sino de mi familia. Un futbolista va con su gente a todos lados y estar solo en Londres no era una opción, así que era el instante de retomar y no me arrepiento. Viví cosas espléndidas. Cuando pisé por primera vez Holanda, Koeman me ayudó porque habla español. Estuve con Jefferson Farfán y Edison Méndez, mucha gente que me arropó como PhiUipe Cocu o Patrick Kluivert, como ni sabía quiénes eran esos jugadorazos ni me dieron miedo", dice socarrón, alegre, ahora que la vida es bella.

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